La doctora Renée Ribacoba, del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), abrió el seminario con la presentación de una serie de estudios clínicos sobre la eficacia, la efectividad y la seguridad de los tratamientos contra la enfermedad a pacientes con el tratamiento de infusión intestinal contínua de levodopa/carbidopa. Además se presentaron las conclusiones del seguimiento por parte de un neurólogo y un gastroenterólogo a pacientes con tratamiento contra el Parkinson. Fue en tres sesiones impartidas por los doctores José María Asensi, del Hospital de Cabueñes, y Esther Suárez, del Hospital Central de Asturias, y el doctor Servando Fernández, del Hospital Clínico de Madrid.
«El objetivo primordial de esta jornada es abrir la mente al resto de los profesionales del hecho de que con los pacientes siempre quedan cosas por hacer, aunque estos no cumplan los requisitos quirúrgicos», explicó la neuróloga del HUCA.
¿Y podemos hablar de avances?
«Hasta el año que viene no, porque será cuando se terminen los ensayos de dos fármacos orales que confiamos en que amplíen las posibilidades en los pacientes diagnosticados como leves».
Entre los síntomas que alertan sobre la enfermedad de Parkinson y que reducen la calidad de vida de los pacientes destacan los que afectan al movimiento: temblor en reposo, rigidez, hipocinesia e inestabilidad postural. Pero también hay otros como la ansiedad, la depresión, los problemas de memoria, la lentitud de pensamientos o la sensación de dolor. Pero no todos los síntomas se desarrollan en todos los pacientes, y dependen tanto de la evolución de la patología como del tratamiento al que están siendo sometidos.
¿Entonces la depresión es un síntoma, además de los temblores, de la enfermedad de Parkinson?
«La depresión puede ser un síntoma premonitor. De hecho, el cuarenta por ciento de los pacientes estuvieron tratados de depresión, a los que se unen los avanzados que por el hecho de llevar un apéndice lo pueden considerar como un estigma y también incide negativamente en su estado de ánimo», señaló la doctora Ribacoba. Este apéndice al que hizo referencia la neuróloga es el que suministra la medicación de forma continuada.
¿Y a qué edad aparece el párkinson?
La especialista comentó que están habituados a detectar la enfermedad entre los 40 y 45 años e incluso durante la treintena. «Probablemente el ritmo de vida que llevamos estrese nuestras neuronas, pero eso hay que demostrarlo», dijo. Ribacoba también se refirió a la esperanza, tanto para los enfermos como para sus familias. A los primeros pidió que se interesen por la técnica, que se impliquen, y que no sea el médico el que les tenga que imponer nada. «Nos cuesta que acepten algunas terapias, como las seudoinvasivas. Por eso es bueno que el enfermo entre en internet y que se informe igual que su familia», concluyó.
bien muy bien e verdad, la enfermedad de parkinon aparece de 40 a 45 año yo tenia 40 años
ResponderBorraralgunos e incluso médicos dicen que solo tiene los persona a partir de los 65 años acepar debería enseñarle a todos es médicos que están equivocados
carmen