Fue descripto por primera vez por James Parkinson en el año 1817. Es una enfermedad crónica y progresiva.
El tratamiento ayuda a mejorar los síntomas y la calidad de vida de los pacientes.
Si bien no se conoce con certeza la etiología de la misma se considera que la suma de factores genéticos y ambientales pueden estar involucrados en la generación de la EP.
El diagnóstico se realiza fundamentalmente por la clínica. Hasta el momento no existen marcadores neurobiológicos para su diagnóstico. Por tal motivo el interrogatorio, examen físico, la respuesta positiva a las drogas antiparkinsonianas
son datos importantes para arribar a su diagnóstico.
Los estudios de laboratorio y de neuroimágenes nos ayudan a descartar otras patologías.
En los últimos años, varios estudios clínicos y de neuroimágenes sugieren la existencia de una variedad de síntomas no motores que pueden preceder a los ya conocidos clásicos síntomas motores (temblor de reposo, lentitud de movimientos y rigidez) y pueden preceder en años y aún en décadas. Este período es conocido como “fase premotora”.
Reconocer esta fase precoz de la EP, podría en el futuro ayudar a realizar tratamientos efectivos con drogas potencialmente neuroprotectoras o modificadoras de la enfermedad de EP.
Por tal motivo identificar esta fase premotora es hoy una prioridad en la investigación de la EP.
1) OLFATO : Hiposmia/anosmia.
2) DISAUTONOMÍA: Gastrointestinal, urinario, sexual, hipotensión ortostática.
3) NEUROPSIQUIÁTRICO: Depresión, ansiedad.
4) SUEÑO: Sueño REM, sueños vívidos, sueño excesivo diurno, insomnio,
5) OTROS: Dolor, apatía, fatiga, cambios de peso inexplicable.
Estos síntomas se cree que pueden preceder en más de 2 a 10 años y puede aparecer en más del 90% de los pacientes con EP.
En la actualidad, los síntomas no motores son aceptados como parte integral del proceso en la EP, una vez diagnosticada la EP con el desarrollado de los síntomas motores.
Sin embargo, para poder definir con mayor exactitud las características clínicas de “fase premotora” serán necesarios más estudios.
En el futuro, poder identificar a los individuos en la fase premotora de la EP, permitiría utilizar drogas con potencial efecto neuroprotector o modificador de la enfermedad.
Colaboración Dra Tomoko Arakaki Médica especialista en Enfermedad de Parkinson y otros movimientos anormales
Hospital JM Ramos Mejía – Centro Universitario de Neurología de la Universidad de Buenos Aires
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