Todo el que pasó por allí pudo experimentar lo que siente un afectado de Parkinson cuando no puede realizar con normalidad actividades de la vida cotidiana. Para ello, a cada participante se le encomendaba un reto que tenía que superar, como escribir una carta, pasar las páginas de un libro o marcar un número de teléfono. Conseguir cada tarea no es fácil, ya que se debía realizar con un objeto fabricado para dificultar su consecución.
Además de vivir en sus propios cuerpos cómo se siente un afectado, los transeúntes pudieron conocer a dos afectados, que están en la misma casa, y compartir sus experiencias. Estos afectados estuvieron, además, realizando tareas manuales como pintura, maquillaje o costura, pues a pesar de que la enfermedad de Parkinson afecta mucho a la calidad de vida de los pacientes, se puede convivir con ella. Todo aquel que lo deseó, también pudo ampliar sus conocimientos sobre la enfermedad de parkinson o sobre los servicios de la Asociación Parkinson Madrid, gracias a un stand informativo.
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