Una revisión de estudios publicados revela que la exposición a los pesticidas y otras sustancias químicas está asociada con un aumento del riesgo de desarrollar Parkinson.
El doctor James Bower, neurólogo de la Clínica Mayo, Rochester, Minnesota, consideró que los resultados coinciden con estudios previos, pero que el estudio aún no prueba que los pesticidas provoquen la aparición del mal neurológico.
"Estamos aprendiendo que el Parkinson no tiene una sola causa. Estamos detectando una gran cantidad de factores de riesgos y los pesticidas son apenas uno de muchos", agregó Bower, que no participó de la revisión.
Se estima que unos 500.000 estadounidenses padecen Parkinson.
El doctor Emanuele Cereda, de la Fundación IRCCS Policlínico San Mateo de Pavia, Italia, y un coautor reunieron información de 104 estudios publicados entre 1975 y el 2011 y analizaron la relación entre los pesticidas y el Parkinson. Hallaron que la exposición a esas sustancias químicas estaba asociada con un 58 por ciento más de riesgo de padecer el mal.
Para Bower, eso equivale a 10 casos más de Parkinson por cada 1.000 residentes de 40 años del Condado de Olmstead, Minnesota. Unos 17/1.000 residentes de ese condado padecerá la enfermedad.
Los autores hallaron también que la exposición a ciertos pesticidas, como paraquat, maneb y mancozeb, duplicaban el riesgo de desarrollar el mal.
Bower consideró que estos resultados son más aplicables a los trabajadores del campo que manipulan esas sustancias habitualmente y no necesariamente a quienes eliminan malas hierbas en el hogar.
Cereda dijo por correo electrónico que los resultados sugieren que habría que evitar el contacto con los pesticidas o, por lo menos, utilizar la protección adecuada para manipularlos.
"Debería insistirse en el uso de equipos protectores y las prácticas preventivas recomendadas en trabajos de alto riesgo (como la agricultura)", escribió.
Bower coincidió con esa idea e instó a los trabajadores del agro que utilicen los equipos que recomienda la Administración de Salud y Seguridad Ocupacional de Estados Unidos (OSHA, por su sigla en inglés).
El equipo de Collin Stultz, Thomas Gurry y Orly Ullman, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos, ha descubierto que la proteína puede adoptar cualquiera de los dos estados propuestos, el definible como rígido y ordenado, y el otro que se podría describir como desmadejado y desordenado.
Los cálculos sugieren que la proteína puede conmutar rápidamente entre las configuraciones. Los investigadores también encontraron que cuando la alfa-sinucleína adopta una estructura ordenada, similar a la descrita por Selkoe y sus colaboradores, las porciones de la proteína que tienden a unirse a otras moléculas están sepultadas en lo profundo de la estructura, lo cual explica por qué las formas ordenadas no se acumulan.
Los resultados de la investigación sugieren que forzar a la proteína a adoptar la estructura rígida, en la cual no experimenta el fenómeno nocivo de la acumulación, podría ofrecer una nueva forma de tratar el Mal de Parkinson.
En la investigación también han trabajado Thomas Pochapsky e Iva Perovic de la Universidad Brandeis, y Charles Fisher de la Universidad de Harvard.
Fumar tabaco estaba asociado con la reducción del riesgo de presentar la mencionada enfermedad y se cree que la nicotina sería la responsable de esto.
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